Los alimentos fermentados han existido durante siglos y los primeros que los consumieron fueron los asiáticos, junto con el tofu y el miso. Los historiadores consideran a los pastores nómadas de Asia Central los precursores del yogurt, probablemente alrededor del 6000 aC. Después de ordeñar a sus animales, almacenaron la leche en contenedores fabricados con estómagos de animales, la cual tendía a convertirse a cuajarse y fermentarse. Después de un largo día, lo que era leche se convertía en una comida caliente. Y allí estaba... yogurt instantáneo. Antes de que el ganado fuera domesticado, otros animales de pastoreo, como las ovejas y cabras, suministraban la base para la mayoría de los productos lácteos.
La palabra yogur se originó en Turquía, donde la práctica de fermentar la leche tuvo muchos seguidores. La historia registrada nos dice que Genghis Khan, líder del Imperio Mongol, y sus ejércitos vivían del yogurt. Las primeras referencias del yogur están escritas en turco en el siglo XI, pero se cree que el yogur se comía con miel ya en tiempos de la Biblia. En otros países lo sazonaron con especias y semillas, disfrutando de su textura suave y cremosa. Hay tantas versiones como países, y su popularidad se extendió mucho antes de que se comprendieran totalmente sus beneficios para la salud. Los países de Oriente Medio usaron el yogur en muchos platos siglos antes de que llegara a Europa occidental.
Debido a que el yogur contiene bacterias beneficiosas, se cree que tiene propiedades curativas, especialmente para las dolencias digestivas e intestinales. Francisco I, un poderoso monarca francés de finales del siglo XV, supuestamente fue aliviado de su diarrea crónica por un médico que le prescribió una porción diaria de yogur, y la noticia se extendió rápidamente por toda Europa occidental.
En la India, una versión similar llamada da-hi es un acompañamiento popular para los platos picantes. Hecho a partir de leche de búfalo o yak, también se consume en Nepal y en el Tíbet y se considera un alimento básico en sus dietas. Los iraníes aman el yogur como guarnición, a menudo combinado con pepinos y otras verduras, y es un sustituto popular de la crema agria. El lassi y el kéfir son otras formas de yogur en forma líquida que se consumen en la India y en los países de Oriente Medio. Los occidentales prefieren sus propias versiones de yogurt y rara vez se aventuran a salir de su zona de confort. Lo han aceptado en sus dietas, con frecuencia como un sustituto de aceites vegetales, aderezos para ensaladas, crema agria y mayonesa.
Los inmigrantes turcos trajeron su amado yogurt a América del Norte en el siglo XVIII, pero no ganó mucha popularidad hasta mediados de la década de 1940. Virtualmente confinado a las principales ciudades y comunidades étnicas de la costa este, ciertamente tampoco habría sido un gran éxito en las fronteras.
A principios del siglo XX, era visto estrictamente como un "alimento saludable" y consumido por aquellos que tenían problemas digestivos. El Dr. John Harvey Kellogg lo servía todos los días en su Sanatorio Battle Creek, donde la gente acudía en masa para experimentar sus curas a base de una dieta restringida. Debido al componente del lactobacillus, el yogur promueve probióticos saludables que actúan en los intestinos y el estómago, e impulsa las enzimas digestivas. La primera empresa de yogurt comercial en Estados Unidos fue un pequeño negocio familiar llamado Columbo yogurt que puso una tienda en la costa este en 1929.
Más o menos al mismo tiempo que los estadounidenses comenzaban a cogerle el gusto a este alimento cremoso y lo empezaban a ver como un alimento saludable, un hombre llamado Isaac Carasso comenzó su producción comercial en Barcelona, España. Llamó a su negocio Danone, en honor al nombre de su hijo Daniel. Cuando la familia llegó a Nueva York, abrieron su negocio en el Bronx y renombraron a su empresa llamándola Dannon. A medida que se fue convirtiendo gradualmente en un alimento habitual, perdió su antigua fama como alimento de moda para las dolencias estomacales, y la firma Dannon construyó una pequeña fábrica de yogurt en Nueva York y el resto es historia. A fines de la década de 1940 todavía era un alimento extraño para la mayoría de los estadounidenses, por lo que la gente de Dannon agregó fruta, lo que hizo que el sabor agrio del yogurt fuera un poco más agradable. Cuando el negocio comenzó a florecer en los años cincuenta, otras compañías se subieron al carro, y los actores de Hollywood lo comenzaron a comer por ser un alimento energético y debido a que era una comida baja en calorías. Hoy Dannon comercializa sus yogures internacionalmente.
En los últimos años, el yogur griego ha tenido un gran impacto, debido a su consistencia más espesa y rica, sustituyendo a sus predecesores más bajos en grasa y más acuosos. También hay nuevas variedades que contienen grandes cantidades de probióticos vivos, lo que aumenta la variedad en las secciones de lácteos ya superpobladas, con la esperanza de atraer a los clientes que desean aumentar sus bacterias intestinales.
Por supuesto, el yogur ahora es un alimento común en nuestra dieta moderna y se toma tanto en su estado original, como en estado congelado. Se estima que el 75% de los adultos lo consume de forma semanal. Pero tén cuidado con los aditivos y el alto contenido de azúcar lo que puede reducir su consideración como alimento saludable. Cómelo para disfrutarlo, pero no te engañes diciendo que es un "alimento saludable" per se. La mayoría de los yogures del mercado son básicamente helados con un poco de bacterias dentro.
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